domingo, mayo 23, 2010

Las cinco letras de tu nombre

Sólo puedo imaginarte a ti, hombre de sueños diurnos -y nocturnos- con toda la extensión de tus brazos cubriéndome el cuerpo. Puedo -y quiero- recordarte así: con la suavidad de los vellos que te cubren la hombría, forran tus piernas y te llenan en el pecho (cálido y protector cuando aparece una luna llena) acariciándome el vientre. Arrebatándome el aliento.

Las cinco letras de tu nombre se dibujan en el lienzo donde descansan mis sueños y los disipan, los hacen suyos. Las obscuras pecas de tu espalda están interpretando la sinfonía que siguen ahora mis pensamientos. La forma de tus labios se reproduce detrás de mis ojos si un instante me distraigo, entonces, vienes a mi por la mañana para llevarme a nadar. Así, nadando, me convierto en sirena de tus piernas, y actúo como un "pez en el agua" si es que ésta emana de tu boca... tu dulce boca.
Ya quiero que sea sábado, ya quiero que sea hoy por la tarde...

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