viernes, febrero 17, 2017

El hada de los dientes de los 30 años


Se habían puesto a pensar que, así como hay un acuerdo implícito de los adultos de no revelar la verdadera identidad de Santa Claus y del Ratón de los dientes a los niños, hay un acuerdo no escrito entre adultos más "experimentados" y de "mayor edad" de no revelar ciertas verdades a los adultos más jóvenes o inocentes. Básicamente lo hacen por no rompernos las ilusiones -la misma razón por la cual los adultos cuidamos no interferir en la inocencia de un niño, aunque sabemos que tarde o temprano algo lo llevará a darse cuenta de la verdad.
De mis descubrimientos de los últimos días, sólo puedo decir que, igual que cuando tenía 7 años y descubrí el nombre real de "Santa", hoy deseo con todas mis fuerzas que mis sospechas sean equivocadas. Recuerdo aquel entonces, cuando llena de ansiedad, supe que no había marcha atrás y que me tendría que convertir en propagadora de la ilusión y que, para no herir a mis hermanas y amigos, debía guardar el secreto hasta que ellos se dieran cuenta por sí mismos.
Hoy es igual, siento culpa de escribir mis sospechas y me siento ilusa de pensar que puedo estar equivocada. Pero hoy siento que esos adultos que ya llegaron a una etapa de verdad madura de su vida nos ocultan la verdad acerca del amor, la fidelidad y la estabilidad de las parejas.
En los últimos días he visto separarse a una de las parejas más estables que conocía, descubrí casos de "infidelidad sin culpa" y consensuada... y de verdad me siento en shock -como cuando hace algunos años por primera vez vi a mis amigos fumar mariguana y mis creencias chocaban unas con otras diciéndome por un lado "eso que hacen está mal" y por otro "pero ellos no son malos, son personas que inclusive quiero"...
Ahora es algo similar, así como aprendí a vivir sabiendo que el ratón de los dientes no existe, hoy me resulta irónico hablar con naturalidad de personas siendo infieles "justificadamente" y de parejas estables dejando de estarlo simplemente porque "el amor para siempre no existe". Y lo vivo... "sin llorar", "aguantando vara"pero no negaré que me duele y que mi inocencia desea con desesperación encontrar el caso que deseche la hipótesis... y que la realidad cambie tal fácil como lo hace en las películas, diciendo "sí creo, sí creo".

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