martes, septiembre 08, 2009

Del amor al odio hay un paso…

Creo que solamente cuando estás de verdad inmerso en el amor eres capaz de comprender lo ilógico de esta frase. Tal vez se puede experimentar un sentimiento tan profundo sólo a través de la manifestación de su opuesto, por ejemplo: de no ser por la carga negativa, no se sabría de la existencia de una carga positiva; la feminidad no se explica sino por la ausencia de masculinidad en una persona; el bien explicado como una ausencia de mal (y no es plagio de Agustín de Hipona)

Hablando de bienes, supongo que el amor está dentro de esa categoría, y el odio está dentro de los males. Realmente no me gustan las cosas que no se pueden categorizar. Porque uno “es” o mejor “no es”. Digamos que me pelié con Aristóteles esta vez y (hoy) me chocan los términos medios.

No te odio, pero estuve a punto hace unos minutos. Así como lees, pasé del amor al odio en 5 minutos (y vaya que me tardé ¡eh! Pude hacerlo en 5 segundos) fue entonces cuando mi racionalidad cuasi kantiana se apoderó de mis (benditas) voliciones freudianas y me hizo reaccionar, mejor dicho, razonar. Y pensé:

“Luna, sabes distinguir tus preferencias y ordenarlas de acuerdo al nivel de utilidad (felicidad) que generan. Si el odiar es un mal puesto que, por lo general, les quita felicidad a las personas ¿Qué #%/*#%& haces tratando de odiar a alguien? ”

Luego pensé en cosas positivas, que me dieran felicidad. Caí en cuenta que tenía hambre. Me acerqué a la alacena y encontré la solución a mis problemas…

Bien dicen que “de la vista nace el amor”, y que el amor “entra por el estómago”. Dicen que “del odio al amor hay un paso”, yo creo que también puede ser al revés:

Del amor al odio hay un paso… a ti (hoy) te salvó una maruchan.

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