domingo, julio 04, 2010

La Perr[it]a de las 2 o más tortas.

Son necesarios los prolegómenos si pretendo que entiendan el meollo del asunto, es decir, entiendan el problema psicológico-físico-hormonal-sexual que me aqueja por estos días ¡qué digo días! meses, bueno lo qué sea.
Nota: pueden leer sólo el último párrafo (está en negritas) y llegarán
a la misma conclusión que si se echan todo el post.

Todo comenzó desde que me di cuenta que llorar por mi ahora no tan querídisimo ex-novio (que también es mi ex-no-novio) no tenía caso, y si lo tenía "taparle el ojo al macho" como diría mi madre, divirtiéndome por ahí con otros prospectos de no-novios.
Al cabo de un mes me dí cuenta que el asuntito este de los "amigos" me gustó (¡ay! pero que recatada ando hoy...) mejor las cosas por su nombre ¿no? digo, por algo soy Chika Evil y no Chika Angel, Cute, Decent o algo así. Entonces, me corrijo: me dí cuenta que el asuntito este del sexo me gustó (¡ah! esa si soy yo) ¿qué de novedad tiene eso? dirán. Pues ninguna, ya lo sabíamos.

La novedad es que ahora, a mis 23 años, la "formalidad" no tiene registro alguno en el historial del 2010. Debido a que la monogamia me mantuvo entretenida con mis parejas durante meses e inclusive años, los one-night-stand eran datos atípicos en mi diagrama de caja y brazos. Pero ahora, por alguna extraña razón, sentí que esa adrenalina que me sube al conocer un hombre nuevo, propia del estatus de soltera, ya la había sentido alguna vez. Fue ahí que caí en cuenta:

¡Me pasó lo mismo (mejor dicho, parecido) cuando tenía 17 años!

Les diría que ahora estoy en un next level pero, aunque a veces lo deseo, no es cierto. No en todos mis casos el conocer a alguien nuevo tiene relacionado el dormir con él.

Tan sólo la emoción de saber que me llegan mensajes a mi celular, FaceBook, e-mail, etc. de diferentes personas y que con todos tengo la posibilidad de tener un "algo" me satisface (por ahora). Ese "algo" es una potencialidad diferente con cada persona, no es la eventualidad de un encuentro meramente físico, sino la posibilidad de una agradable compañía para tomar un café, un helado, una copa de vino; para ir al cine, al teatro, a correr, a caminar; compañía para platicar, estudiar, dormir o cenar.

A pesar que estoy consciente de que no busco enamórame, con el Buffett enfrente no quiero resistirme a degustar de las opciones que se me antojan, y el riesgo implícito de probar “poquito” es que me puede gustar “muchito”. No me preocuparía si mi personalidad/historial me asegurase que sólo uno me va a gustar. Pero ¡no! ya me conozco. Faltan meses para que tenga ganas de estar con uno y solamente uno nuevamente.

El problema es que teniendo tantos (uy si ¡qué presumida! ni son tantos) voy a buscar consumir algo de todos. Y tampoco me quiero quedar (como diría mi mamá) “sin Juan y sin las gallinas” porque “el que mucho abarca, poco aprieta” y a mi me gusta apretar (dicen que se siente más rico. Yo no sé, me han contado… jajaja)
Punto.Bye.

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